lunes, 17 de octubre de 2011

Caos psicológico - otoño.


Me siento mal, con la sensación de que todos se fastidiaron por mi culpa. Ya no solo por lo de clase sino que viejos pensamientos me atacan por la espalda echándome las culpas de esto y aquello. ¿Pero serán acusaciones justificadas aquellas que hace aquel que no me ve? Siempre destrozandome psicológicamente y haciéndome pensar en el rojo, el rojo de aquellos relatos que narrábamos cada noche a la espera de que se apagara la última estrella del firmamento. Corren tiempos tristes, triste otoño de marchitas hojas. ¿Cuando podremos hablar y aliviar mis penas? ¡Oh, dulce y triste pesar! Que sin tus conversaciones pueblerinas, ni tus espirales morenas y ni siquiera aquel valenciano de tu parlar, no puedo ser yo. Tu ausencia en mi abrazo y el peligro de los demás hace aun más fuerte el deseo de un rencuentro. Ven con tu acompañante de pequeña estatura y rizos infinitos, paseemos todos por el parque, seamos como eramos antes... una bella familia.




No gobierno ni los gorriones, ni los jilgueros, ni mucho menos los canarios pero si consiguiera domarlos te regalaría a ti y todos aquellos que me ayudan la canción más hermosa que de sus picos se haya podido escuchar. Un presente por un presente. No te doy para recibir. Te doy porque lo veo adecuado, correcto y simplemente porque lo deseo, por eso y por mucho más pase horas y horas en tiendas. En tiendas, buscando algo con que convencerte. Y al fin creo que se que hacerte enana, ya se que podría ser compañera. Pero deberás esperar a la fecha de tu inicio, en la cual descubrirás aquello que te regalo con deseo.

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